—Por favor…
La mujer sollozaba.
Tenía un cuchillo clavado en el pecho, su sangre fría se deslizaba atreves de la hoja, creando un oscuro charco rojo en el suelo.
Tap, tap, tap…
Alguien se acercó a ella, que se encontraba tirada en el frio suelo.
Ella sabía de quien se trataba, cuando levantó sus párpados y observo hacia arriba, era tan brillante como mirar al sol, Aquellos ojos eran tan deslumbrantes como para que un humano pudiera mirarlos directamente.
La mujer sollozó débilmente, sintiendo el dolor ardiente extenderse hasta sus ojos.
—Por favor… —Salvame, no me mates así.
La débil voz era melancólica, sólo con escucharla se podía sentir su desesperación con tanta claridad que parecía que que te rompería los tímpanos.
Su delicada muñeca se balanceó como el tallo de una flor, sujetando el dobladillo del hombre que se le había acercado.
—No te alejes de mí. —Soy tu destino, sólo que aún no lo sabes.
La seriedad de ella, no logro convencer al hombre.
El solo se limitó a a observar a la mujer desangrarse, con un cuchillo clavado en el pecho, con ojos carentes de emoción.
—No, esto no puede ser el destino. Tú no eres mi destino.
Las palabras del hombre fueron crueles, finalmente ella se dio cuenta, que el nunca le había amado, aunque ella muriera delante de sus ojos, eso no le provocaría ninguna pisca de emoción.
—Si eso es lo único que vas a decir.
Cuando el terminó de hablar, se dio la vuelta y se alejó, su espalda en la distancia era extremadamente brutal, la indiferencia que no cambió hasta el final, y su cruel apariencia desde el exterior, El siempre fue despiadado desde un principio.
Ella se colocó en pie tambaleándose, Su cuerpo se estremeció bruscamente, desde el momento en que exprimió su última fuerza restante.
—Esto no puede ser… —No debería ser posible.
La incredulidad dreno hasta la última gota de vida en su rostro, su rostro escupía a gritos desesperación.
—Deberías amarme… —Porque ese es nuestro destino.
***
—Ah…
Su sueño terminó ahí.
Celia abrió sus ojos y dejó escapar un gemido silencioso.
—Señorita Celia —¿Se encuentra bien?
Plotta preguntó desde el otro lado, en ese momento Celia viajaba en un carruaje acompañada de su guardián de sueños, momentos antes se había subido al carruaje y había cerrado los ojos un momento, debió comenzar a soñar desde entonces.
—Sí…. estoy bien.
Celia parpadeó empapada por sudor frío, era como si la mitad de su conciencia siguiera inmersa en aquel sueño, Incluso ahora lo que veía no era a Plotta, su guardian de sueños quien la miraba con ojos preocupados, sino a los aterradores ojos dorados.
Los ojos dorados que eran como una espada que se clavaban en su pecho, por lo que Celia se mordió los labios.
—¿Alguna ves has tenido un sueño?
Celia era una profeta del Reino de Delarta. Dios mostraba el futuro a través de los sueños de Celia, el sueño era sellado en el altar a través del testimonio de los guardianes de los sueños y se convertía así en palabra de Dios.
—Tuve un sueño… pero no creo que se tratase de una profecía.
Las palabras de Dios siempre fueron claras, me mostró lo que sucedería, y así tendría alguna oportunidad de afrontar el destino, una conversación con personas cuyo rostro no reconozco, sin relación con el reino de Delarta no podía tratarse de una profecía.
—¿Usted también tiene sueños que no son predicciones?.
—Eso es lo que parece. —¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Todavía se encuentra demasiado lejos?.
Celia observo por la ventana, intentando reprimir su nerviosismo, Antes de tener el extraño sueño sobre un hombre con ojos dorados, Celia vio una terrible profecía que destrozaría al reino de Delarta, era una escena en la que el duodécimo príncipe Ricardo cortaba la cabeza del rey, en cuanto tuvo el sueño, Celia sello el sueño en el altar y envió inmediatamente un mensaje al rey.
Sólo utilizó a Plotta como testigo, era una profecía tan peligrosa que se me guarde algunas palabras al respecto, antes de que Celia viviera como una santa, había conocido a mucha gente que apoyaba al Príncipe Ricardo, ella no podía confiar en nadie.
Pero a pesar de ser una profecía tan urgente, no hubo respuesta de la familia real, al final Celia decidió visitar por ella misma al Rey.
Era extraño que un profeta abandonará el templo por su cuenta , Celia mantuvo este asunto en secreto, y así mismo abandonó en secreto el templo sin que los sacerdotes lo supieran, Los únicos que conocían el paradero de Celia eran Plotta su guardian de sueños, amigo desde la infancia y el conductor del coche.
—¿Alguna vez has querido mirarte en un espejo?.
Plotta de repente artículo una pregunta absurda.
—¿Qué…?
Celia, quien observó el oscuro camino del bosque a través de la ventana, giró la cabeza y observo a Plotta.
—¿Por qué preguntas eso?
Plotta no mostró nerviosismo, al contrario miro directamente a los ojos de Celia, en lugar de su habitual postura derecha, Potta se encontraba sentada con las puntas de los pies hacia arriba y jugando con su cabello con el dedo índice.
—Siempre sentí curiosidad. —¿Cómo no podrías sentir curiosidad por tu propia apariencia? El profeta también es humano, una mujer.
—Porque mirarse al espejo no es un pecado y no tiene nada que ver con la profecía, además, ayudaste en muchas cosas.
—Sí, es algo que odio tanto, si consideras que tu belleza es insignificante, dámela.
—…¿Por qué dices eso, Plotta?
Plotta, que había dicho algo extraño sonrió, de una forma fría, omnipresente.
—Te lo digo para que lo sepas —¿No sería eso un poco menos injusto cuándo mueras?
—Morir…
—¿Pero de qué demonios está hablando Plotta?
Celia quien había sido criada como profeta en el templo desde muy joven, no tenía familia ni amigos, fue Plotta quien ocupo esos lugares, así que no podía entender a lo que Plotta se refería en ese instante, la persona que la observaba con esa expresión burlona tan poco familiar en su rostro, no parecía ser la Plotta que ella había conocido.
—Plotta, ¿Qué está sucediendo? ¿Estás enfadada conmigo? ¿Hice algo mall?
Plotta sonrió.
—Todo es tu culpa, todas las veces. Lady Celia es una profeta, mientras que yo sólo soy una insignificante guardiana de sueños, El título de guardiana de sueños no suena mal, pero no es diferente de ser una sirvienta, además nunca se te ha ocurrido utilizar los poderes de un profeta como es debido, ¿verdad?.
En un instante la sonrisa desapareció de la cara de Plotta como si la hubieran borrado.
—Estaba desesperada por todo eso, todo lo que tú posees.
—Plotta…
Ella no sabía qué decir, era doloroso escuchar los verdaderos sentimientos de Plotta por primera vez, en el momento en que se mordió los labios,
<Toc, Toc, Golpe>
De repente, el carruaje se detuvo y el cuerpo de Celia casi se desplomó hacia delante.
—Oh, parece que ya llegamos.
Plotta cambió de expresión y sonrió, en un instante la puerta del carruaje se abrió de golpe.
—¡Qué…!
El rostro de Celia palideció, el hombre que abrió el carruaje no era otro que Ricardo.
—Llegáis a tiempo, Alteza.
Plotta le saludó con una sonrisa, la realidad que no quería admitir golpeó a Celia.
—Plotta, no puedo creer que tú…
Plotta me había traicionado, le había contado al príncipe Ricardo que me presentaría a la familia real sin que nadie lo supiera, el también debía estar informado del contenido de la profecía.
—Te lo dije. —¿No sería mejor saber, que morir sin saber nada?
El príncipe Ricardo se acercó y agarró la mandíbula de Celia.
—Hola, un placer conocerte, hermosa profeta de Delarta.
La presión en la que sujetó mi mandíbula era como si fuera a romperla.
—Aleja tu mano… yo soy la vista y la boca de Dios. —dijo Celia, disimulando su dolor.
—Oh, no parece que sea un dios muy bueno.
El príncipe Ricardo esbozó una extraña sonrisa.
Plotta y Ricardo, que no poseían ningún rastro en común, parecían gemelos en aquel momento.
—Escuche decir que yo le cortaría el cuello a mi hermano y dicha profeta se encuentraba de caminó a contárselo a mi hermano. ¿verdad? Si él lo sabe, ¿No sabes como que resultarían las cosas? Como mínimo, ¿No me arrancaría primero la cabeza?.
—Eso significa que Dios está protegiendo el Reino de Delarta….ugh.
Me estaba asfixiando, el príncipe Ricardo apretó mas su agarre como para estrangularme.
—Escucha, débil Profeta, de ti depende, si deseas vivir o morir, sii quieres vivir, vuelve al templo en silencio y guardar silencio por el resto de tu vida, tal y como fue profetizado, cortare el cuello de mi hermano y me convertiré en rey, entonces te sacaré de ese templó embrujado, una belleza en ese lugar no tiene sentido, entonces te haré mi concubina.
En mi ángulo de visión sofocada y borrosa, observé el rostro distorsionado de Plotta.
—Es inútil, Alteza —Lady Celia es una persona muy testaruda, así que no tiene flexibilidad para hacer eso.
El príncipe Ricardo ignoró las palabras de Plotta.
—Prefieres morir aquí, ¿Qué decides?
—……Yo, pensó Celia desesperadamente, debía huir de aquel lugar y así informar al Rey sobre la rebelión de príncipe.
“Antes que nada, tengo que fingir que coopero, esperar la oportunidad, y de alguna manera…”
Por desgracia, no existía una manera de salvará su vida, Plotta la traicionó, y dado el silencio del cochero del templo durante todo esto, los caballeros traídos por el príncipe deben haberlos matado o eran aliados de Plotta.
—……No quiero morir.
El emperador Ricardo esbozo una sonrisa al escuchar las palabras que Celia se esforzaba por decir.
—Supongo que tú tampoco deseas ser una anciana virgen por el resto de tu vida, de acuerdo entonces….
En un instante.
—Es mentira.
Se escuchó la voz de Plotta y de repente sintió ardor en un costado.
—¡Qué estás haciendo!, gritó el príncipe Ricardo
Descubrió que Plotta le había apuñalado a Celia con un cuchillo.
—…¡Agg!
Sentía claramente el dolor punzante. ¿Será porque en mi sueño también presencié ser apuñalada? La frontera entre la realidad y el sueño parecían haberse mezclado..
—No se deje engañar, Su Alteza, sé qué clase de persona es Celia, ella jamás apoyaría a su Alteza, sería más seguro matarla como estaba planeado desde el principio.
¡Puagg!
Por segunda vez presencié el dolor en el lugar donde fui apuñalada, Plotta retorció el cuchillo incrustado en ella una vez más, definitivamente estaba dispuesta a terminar con su vida.
—Plo, ta…tu….
Celia se tambaleó y extendió la mano, Pero Plotta sólo miró a Celia con ojos fríos, en con esa mirada, ella ya parecía un cadáver.
—¡Maldita sea! No puedo ayudar en nada si hemos llegado a esto, no existe forma de salvarte.
El príncipe Ricardo sacó el cuchillo del cuerpo de Celia y lo lanzó hacia un lado, . ¡Glup! La sangre se derramó sin control.
—Quítate.
Ricardo sujetó el codo de Plotta y tiró de ella hacia la puerta del carruaje, mientras tanto Plotta quien le seguía voltio a ver hacia tras, observando a la sangrante Celia.
—Escuche, señorita Celia, espero que nosotras no volvamos a vernos nunca más.
—Plo…tta…
En cuanto el príncipe terminó de subir, la puerta del carruaje se cerró, <Tac, Tac> el príncipe golpeó la puerta y dio órdenes a sus caballeros.
—Recoger esto y arrojadlo por el acantilado, el cuerpo del cochero también, si llegan a encontralo, que parezca un accidente.
—Sí, Su Alteza.
Oh, no… levántate… tengo que levantarme… corre y avisale al rey la… traición.
Celia utilizo lo último de sus fuerzas, pero todo lo que pudo con ese poder fue mover el dedo.
¡Tac, Tac, Tac!
Al cabo de un rato, el carruaje que contenía los cuerpos de Celia y el cochero rodó por un remoto acantilado.
***
—Por fin despertó.
—Sí, sí, ya está aquí.
—Así que ahora, se encuentran bien… ¿verdad?
Había una conmoción alrededor, los párpados reaccionaron primero al ruido que llenaba sus oídos, los tenues ojos de Celia se abrieron, Lo primero que llamó su atención fue la luz brillante.
—……?
Había tanta luz, la habitación de Celia nunca había sido tan brillante, ¿Estoy soñando? ……No, estoy muerta, parecía como si hubiera muerto y haber llegado al reino de dios.
Celia abrió sus ojos y contempló el increíble paisaje que la rodeaba, finalmente su mirada se dirigió a la ventana, en el marco de la ventana, cubierto de finas tallas y láminas de oro, una aves que nunca antes había visto estaban sentados uno al lado del otro, observándola.
Graznido <Poot, poot. graznido, rrir>
—…. ¿Acaban de hablar conmigo hace un momento?
Era extraño, obviamente, los pájaros se encontraban cantando, pero a mí oídos era similar a una voz humana.
—¿Quién se encuentra ahí?
Fue entonces.
—Su Majestad la Emperatriz, ¿ha llamado?
—……?
Celia nego con la cabeza.
¿¡La Emperatriz!?
Gracias 🤍
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